Donald Winnicott postula en su texto que la cuestión de los objetos y fenómenos transicionales es un tema no menor en lo que concierne a la vida psíquica y la formación y desarrollo del bebé.
En cuanto a lo que el concepto de objeto transicional se refiere, podría decirse que el autor lo introduce explicativamente como un representante del pecho materno. Ahora, si se mira la realidad objetiva del desarrollo y vida de los bebés desde esta perspectiva, quedaría bastante claro el por qué hay tantas personas, ya adultas, con perturbaciones psíquicas (relacionadas de esta manera a la frustración que la madre no pudo concretar).
Bajo una visión propia, se concuerda con la teoría de la importancia que tiene la madre “lo suficientemente buena” en el desarrollo tanto físico como psíquico del bebé, sin embargo es cuestionable -hoy en día- si es que una mujer que decide ser madre, debe entregarse por completo a su bebé durante los primeros meses de vida. Siguiendo esta línea, en primer lugar ¿es eso una realidad posible y cercana para todas las mujeres?, y en segundo lugar, claramente la madre, el padre o la principal figura de apego, debe alimentar, abrigar, limpiar y cuidar al bebé, no obstante Winnicott abre las puertas a una forma más profunda, abarcativa y ambivalente de ser madre: ya no sólo es necesario alimentar y cuidar al bebé, sino que también es relevante la frustración que éste tiene que sentir con respecto al pecho materno.
En estas circunstancias, y llevando esta temática directamente al terreno social nos preguntamos si es que toda mujer (por el hecho de ser madre) tiene intrínsecamente el conocimiento sobre su rol frente a su bebé.
¿Qué ocurre con el futuro de los bebés de las mismas mujeres perturbadas, o con las madres adolescentes, o con mujeres que simplemente no llevan a cabo el rol materno de la forma en que Winnicott la presenta?, ¿se reduce finalmente los problemas psíquicos de los adultos a experiencias tempranas relacionadas a la madre?